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Gerardo Ayala©

Hoy no escribí sobre publicidad.

México es uno de los países más bonitos sobre este planeta, es un espacio de alegría en donde conviven tradiciones milenarias con un época moderna llena de ingenio y de buen humor, igual hay alegría en un carnaval o un concierto de rock, que un concierto de música clásica o la sensibilidad del teatro en algunos de sus múltiples foros culturales. Aquí se hace cine, la gastronomía es una joya y ni hablar de la basta, bastisima cultura que hay en nuestro país.

Pero hoy México se ha vuelto una especie de  pesadilla para los que vivimos acá.

Hace un par de años, recuerdo perfecto, que se comenzaba a hablar en las redes sociales, de una masacre en Guerrero, la información era poca y todo hacía pensar que se trataba de una guerra entre narcos; un ajuste de cuentas de esos que nos mal acostumbramos a escuchar una y otra vez durante el gobierno de Felipe Calderón; pero no, horas después y ya con mucha más información se destapó lo que en realidad era tal vez uno de los hechos más penosos, dolorosos y frustrantes que ha vivido este país junto con: 1968, Acteal. Atenco y un par más.

Ayotzinapa dejaba el anonimato para convertirse en una cicatriz profunda en el corazón de un país ya de por si lastimado. La desaparición de 43 estudiantes, que después se convirtió en la matanza de 43 estudiantes de la mano del ejercito con complicidad de varios actores políticos, se convirtió en lo que parecía una chispa que incendiaría la conciencia de este país hacia reclamar un México justo, un México bien gobernado, un México en donde se pueda volver a estar en paz, vivir en paz y no solo … DESCANSAR EN PAZ

La historia ya la saben: el gobierno ha ocultado pruebas, el gobierno ha dicho que fueron incinerados, se hablo de una verdad histórica que después fue descubierta como una mentira histórica. Nadie se puso de acuerdo con el gobierno, se pidió ayuda internacional que después de dar información contraria a la “oficial” se descartó por considerarla corrupta y ajena al país. El gobierno grito ¡Ya me cansé! y la sociedad les devolvió el grito; el gobierno censuró twitter y relego las notas de marchas multitudinarias y acciones para tratar de despertar al país a los últimos 5 minutos de sus noticieros y eso si es que pasaban algo de aquella noticia.

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En las marchas los desaparecidos se hicieron algo común, se convirtieron en el catalizador de un miedo masivo y al final el gobierno de una u otra manera logró apagar aquella chispa para convertirla en los “estorbosos que interrumpen la vialidad” en los “chairos que no se ponen a trabajar”, los “pejezombies” y quién sabe cuantos apodos más.

El gobierno logró lo que se propuso: dividir y nosotros una vez como sociedad incapaz de sumar y de multiplicar, nos retiramos de el reclamo y la protesta, nos fuimos a nuestro asiento, a nuestro escritorio, a nuestra escuela, a quejarnos del día de mañana sin pensar en lo que habíamos hecho o mejor escrito en lo que habíamos dejado de hacer ayer.

Han pasado 2 años, dos años desde que 43 madres no han visto regresar a sus hijos, han pasado dos años de aquella vez en donde hubo un México indignado que gritaba ¡Ya me cansé!

Han pasado 2 años y NADA pasó.

o tal vez sí pasó… tal vez nos rendimos

Twitter: @GerardoAyala

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